Nuestro alumno cuando se siente frustrado parlotea
palabras malsonantes, ofensivas o insultos de forma inconexa e indiscriminada.
Para intentar conseguir que esta conducta no se produzca acordamos
con el alumno darle una recompensa de algo que le guste de forma especial
cuando así sea, y dejándolo reflejado en un contrato de conducta.
Hablado con él nos expresa si es posible que sea
jugar a un juego de ordenador lo cual le confirmamos. Consensuado también con
la familia se acuerda llevar este programa
contrato tanto en el aula como en casa.
Este es el formato del contrato de conducta creado:
Saludos.
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